Entre enero y agosto de 2022, Bolivia generó un movimiento económico de más de Bs 736 millones en turismo interno. En ese mismo periodo de tiempo se considera que más de 1,4 millones de bolivianos recorrieron diferentes lugares turísticos del país. El movimiento económico fruto de esta movilidad interna ha incrementado el incremento de un 16,8% respecto al periodo anterior.
Los bolivianos aprovechan los feriados y fines de semana largos para desplazarse en familia y emprenden viajes a diferentes destinos dentro del país. Este turismo permite conocer la riqueza cultural e histórica de Bolivia, disfrutar de sus costumbres y fiestas o, simplemente, admirar los paisajes naturales que ofrecen.
Los lugares más visitados son pueblos o comunidades que tienen ciertas características que llaman la atención de los visitantes nacionales e internacionales. Más allá de ser destino turístico en el país, estas comunidades constituyen una fuente de conocimientos que permiten entender una parte de la historia y de la belleza natural del país.
Gian Marco Fiori, director de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que muchos de los pueblos que generan ingresos del turismo lo hacen desde un segundo plano, sin alcanzar su máximo potencial por la falta de apoyo y políticas públicas para la promoción del sector.
“No se le ha dado una atención como debe ser. En Bolivia estas comunidades tienen un ingreso que es primario, producto de la agricultura, y el ingreso secundario es el tema turístico. Lamentablemente, muchas comunidades han dejado de trabajar con este tema por falta de turistas. Debería haber una política económica de fortalecimiento, para reactivar estas comunidades con turismo rural mucho más eficiente”, asegura.
Esta parte del turismo, conocida como turismo rural, recoge ciertas actividades culturales que se practican dentro o en cercanías de una comunidad, impulsando el crecimiento de la región por medio de la producción artística de sus habitantes y generando una doble funcionalidad.
“Como comunidad ellos tienen su TCO (Tierra Comunitarias de Origen) y como área protegida también tienen ciertos beneficios, pero el turismo en estas regiones tiene que estar bien planificado, porque el turista hace sus reservas con ocho o diez meses de anticipación”, explica Fiori.
Historia, costumbres y tradiciones: mucho por descubrir
El abanico de lugares turísticos va más allá de escenarios naturales atractivos, pues recorre una variedad de actividades culturales que permiten ver la historia de nuestro país, tanto dentro como fuera de las ciudades.
Para disfrutar esta riqueza cultural, es necesario encarar políticas que promuevan la educación en el ámbito histórico, antropológico y social, promoviendo el conocimiento con base al turismo. Según Fiori, este es un rol del gobierno, pero también forma parte de las tareas de las universidades y colegios, como principales entes educadores.
Un ejemplo podría ser la Alasita, festividad que, si bien se desarrolla en la ciudad de La Paz, los artículos que se venden, muchas veces provienen de las manos de artesanos de diferentes comunidades, cuyo principal atractivo es la ch’alla de estos productos, que es parte de la cosmovisión andina.
Por otro lado, lugares como Laja y Tiwanaku en La Paz o San José de Chiquitos en Santa Cruz tienen albergadas en su arquitectura y ruinas parte de la historia del país. La experiencia de visitar estos lugares es más enriquecedora, cuando se conocen los sucesos pasados.
Pero esto no se limita a las comunidades. Las ciudades también cuentan con un bagaje muy rico en historia. En el caso de Santa Cruz de la Sierra, el casco histórico que tiene en el centro la Catedral Metropolitana de ladrillo rosa en la plaza 24 de septiembre, el Cristo Redentor, las cabañas del río Piraí, el Museo de Historia Regional y Archivo Histórico, el Centro cultural Casa Melchor Pinto entre otros.
La Paz cuenta con un sinfín de “lugares de memoria”, espacios relacionados al recuerdo colectivo en los cuales se han llevado a cabo eventos que han marcado la historia de Bolivia, como el cementerio general, la plaza Murillo, la calle Harrington o la calle Jaén con sus museos.
En palabras del especialista, “la gente de 35 años para arriba busca comodidad y que el viaje sea con mucha información (…), por ese motivo buscan una empresa que tenga guías especializados, para llevarse del país una experiencia inolvidable y no solo fotografías”.
Las redes sociales a favor del turismo interno
Gracias al boom de las TIC’s (Tecnologías de Información y Comunicación) el turismo rural e histórico ha encontrado una forma de publicidad para llegar a más gente. En redes sociales como TikTok, Facebook e Instagram, es común encontrar videos mostrando atractivos turísticos poco conocidos.
Un caso particular en La Paz, es el de la isla Tortuga, aledaña al lago Titicaca. La isla está ubicada en las comunidades de Sisasani y Santiago de Okola del municipio de Carabuco en la provincia Camacho del departamento de La Paz.
Si bien en 2019, la comunidad inició con la labor de hacer de la Isla Tortuga un lugar turístico, fue gracias a la viralización de videos de TikTok que las personas se informaron del lugar y, por su cercanía, se constituyó en una de las primeras opciones de visita, para el turismo interno paceño.
ElDeber