Willy Claure, el embajador de la cueca que protege y revaloriza la danza
Los primeros concursos en los que participó Willy Claure, cuando era solo un niño, los perdió. Pero siguió tocando su guitarra. Luego, cuando se mudó a Suiza y le dijeron que la música folclórica no tenía cabida allí, siguió tocando. Y así forjó una carrera entre Bolivia y Europa en la que su musa siempre fue la cueca. Por eso, a su vuelta al país, inició un trabajo de protección y revalorización de esta danza que, para él, va más allá de la música y es un fenómeno social. Él no para de tocar.
Claure no proviene de una familia de músicos; sin embargo, sí recuerda a su padre tocar guitarra y a su madre cantar. Quizá esa vena musical se quedó presente, dice.
Empezó a cantar en las horas cívicas de su colegio. A sus 12 años decidió participar en un concurso musical organizado...