La reconocida autora, compositora, productora discográfica, actriz de origen quechua y cantante de música boliviana, Luzmila Carpio Sangüeza, recibe un reconocimiento a través de una declaración camaral por su larga trayectoria en la música tradicional, enalteciendo el nombre de Bolivia con sus presentaciones a nivel nacional e internacional. La declaración fue proyectada por el senador Leonardo Loza y aprobada por el Pleno Camaral.
Luzmila Carpio nació en 1949 en Qala Qala, provincia Rafael Bustillos de Potosí, y a los 11 años comenzó a cantar en quechua en diversas emisoras de radio como una expresión de rebeldía contra el predominio de las formas culturales occidentales.
A lo largo de su carrera, ha colaborado con músicos de diversos géneros, fusionando sonidos indígenas con instrumentos modernos. Sus obras han sido reconocidas y premiadas tanto a nivel nacional como internacional debido a su característico canto que imita el sonido de los pájaros. Fue reconocida por la revista Rolling Stone como una de las representantes más importantes de la música ancestral andina del país.
RECONOCIMIENTO AL ARTISTA LUIS ARCOS POR SUS 40 AÑOS DE APORTE A LAS ARTES FOLCLÓRICAS.
El Pleno de la Cámara Alta aprobó una declaración camaral, proyectada por el senador Ticona, que concede un reconocimiento al artista musical Luis Arcos Espinoza por sus 40 años de dedicación al ámbito musical, contribuyendo a la promoción, preservación, difusión y fomento de la cultura y el arte folclórico de Bolivia.
Luis Arcos es considerado un referente musical tanto a nivel nacional como internacional. Ha creado numerosas producciones musicales y es reconocido por su participación en destacados grupos y presentaciones como solista.
Una de sus canciones más destacadas, «Desagravios del corazón», fue incluida en la versión 16 de Discolandia en 2016, interpretada al ritmo de la cueca. Este reconocimiento resalta la labor cultural desarrollada a lo largo de sus 40 años como artista, en consonancia con el artículo 101 de la Constitución Política del Estado, que establece la especial protección del Estado para las manifestaciones del arte y las industrias populares.