Mientras los comités de salvaguarda trabajan para preservar el patrimonio cultural boliviano, el municipio de Macha, considerado la capital del Tinku, abre sus puertas a delegaciones de Chumbivillcas, Perú, que llegan anualmente a esa parte del territorio potosino con el fin de aprender sobre esa danza y presentarla como propia. Eso fue lo que ocurrió este año, cuando el ingreso de los peruanos fue reportado paso a paso a través de las redes sociales.
En el consejo ordinario del Comité de Salvaguarda de la Festividad de Ch’utillos, su presidente, Santiago Cruz, dijo este viernes que Perú ya tiene todo listo para declarar al Tinku como patrimonio de ese país, pese a que todos los estudios realizados al presente señalan que ese ritual, devenido en danza, tiene su origen en el norte del Departamento de Potosí, Bolivia, con epicentro en Macha, que era la capital anansaya de la gran nación qaraqara, cuya antigüedad es anterior al periodo incaico.
Desde hace algún tiempo, municipios o regiones del sur peruano, particularmente Puno, presentan danzas bolivianas como si fueran originarias de ese país. Ya llegaron a presentar como suyas a la diablada y morenada y ahora están haciendo lo propio con el Tinku.
Pese a eso, Macha los ha recibido con los brazos abiertos. Delegaciones de Chumbivillcas ya llegaron en 2023 y volvieron a hacerlo este año. A su paso, hacen videos que son reproducidos en redes sociales y se están posicionando como si fueron las culturas que dieron origen al Tinku.
Además, en Perú se ha popularizado un estilo de pelea callejera que ellos denominan takanakuy y hacen que se asimile al tinku. Organizan campeonatos de ese tipo de peleas y ahora han llegado hasta el norte potosino para mezclar esas peleas con el ritual ancestral de los qaraqaras, todo bajo la complaciente mirada de los macheños que en estos días celebran la fiesta de la cruz.
Desde hace años, municipios peruanos se han dado a la tarea de apropiarse de elementos de la cultura boliviana, particularmente danzas, y el robo cultural más notorio es el de la diablada y morenada que presentan como originarias de ese país. El mayor ejemplo de la apropiación es Puno, que incluso ha convertido a esos bailes en parte de su identidad y ha construido estatuas y máscaras gigantes que pueden verse en lugares públicos de esa ciudad. Esta actitud es respaldada tanto por el gobierno nacional del Perú como los subnacionales, que asignan importantes cantidades de dinero al fomento de esas danzas. Por el contrario, en Bolivia no se ha asumido acciones concretas en defensa de ese patrimonio.
Como consecuencia de la inversión peruana en estas danzas ya ha comenzado a divulgarse investigaciones que, paulatinamente, van aumentando la supuesta antigüedad de la diablada y morenada en el Perú. Hasta hace poco, se citaba su origen en los inicios del siglo XX, pero ahora ya hay referencias a un supuesto origen colonial.
Uno de los argumentos de Perú es que Bolivia fue parte de ese país en el pasado, pero eso es verdad a medias ya que la coexistencia como un solo Estado se limita a dos periodos, el incásico y parte del colonial, pero los tiempos en los que el hoy territorio boliviano existió al margen del Perú son mayores.
Via: El Potosí