Para los folkloristas no hay ángeles en la entrada al cielo, en la gran bóveda celeste están los morenos achachis con su ritmo cansino. Tampoco se escuchan los clarinetes en el último adiós, son las matracas las que se hacen sentir en el más allá. Eso lo comprendió muy bien un grupo de puneños, ellos crearon la empresa los Ángeles Cargadores Fúnebres.
Visten elegantes sacos y pantalones negros, chalecos plomos u oscuros, camisas blancas, zapatos bien lustrados y siempre usan corbatas delgadas. Llevan cada ataúd sobre los hombros hasta su última morada en el cementerio. Avanzan al ritmo de las canciones preferidas de los difuntos y así le regalan un último baile. Causan sensación en el sur peruano y en las localidades fronterizas con Bolivia.
No quiero que lloren
La morenada Matraca (conocida también como Matraquita) cuenta la historia de un folklorista que expresa así su última voluntad: “Cuando yo me muera no quiero que lloren, quiero que la banda toque la mejor morenada”. Luego el vocalista canta: “Al lado de mi matraca yo descansaré, recuerdos inolvidables que yo me llevaré”.
Para muchos el baile ha sido parte de su vida, cuenta Bryhan Carlos Mayta Luque, un Ángel Cargador Fúnebre. “Algunos de los fallecidos eran presidentes o representantes de algunos conjuntos folklóricos y se les dio una despedida más conmemorativa con el baile, pues muchos años de sus vidas se dedicaron a hacerlo en la Festividad de la Virgen de la Candelaria en Puno u otras de la zona, como también en el Carnaval de Oruro”, explica desde Perú.
Esta experiencia, relata Mayta junto con su compañero Álvaro Rafael Marín Maynaza, comenzó durante una época de malas noticias en Perú y el mundo: “La iniciativa de los ángeles escoltas fúnebres nació en marzo del 2021 cuando nos encontrábamos atravesando una situación muy crítica producto de la pandemia del Covid-19. Aquellas veces por temor al contagio, los propios familiares tenían miedo de cargar el féretro del ser querido y nació la idea de formar un grupo para brindar este servicio funerario. Al principio fue muy difícil conseguir el personal necesario para esta ocupación, ya que nadie fácilmente aceptaba realizar este arduo y riesgoso trabajo por temor a contagiarse. Con el tiempo encontramos jóvenes decididos a realizar esta ardua labor”. Así este servicio se convirtió en un emprendimiento.
Bailan y cantan los temas amados por los difuntos. Doblan las rodillas y agachan el cuerpo, se yerguen y siguen con el ritmo de las piezas. Eso sí, sólo hay canciones folklóricas, aquellas que han sido clásicos o son éxitos actuales. El servicio es en Perú, mientras que la música y el baile suelen tener cuna boliviana.
Los ángeles fúnebres consultados por Página Siete cuentan que en un principio ellos se limitaban a levantar los ataúdes y después les pidieron algo más. “Tuvimos la oportunidad de ofrecer nuestros servicios fúnebres a presidentes de los conjuntos folklóricos y a personas que en vida les gustaba mucho bailar estas danzas, fue entonces que surgió la idea de crear una despedida distinta. Las mismas familias nos pidieron que bailemos. Convertimos un momento de dolor y de tristeza en un momento inolvidable para recordar al difunto. Seguro que a él le gustaba bailar y le dimos el gusto nosotros en su despedida. Tuvimos mucha aceptación con nuestra idea ya que, al culminar los servicios, los familiares nos muestran su agradecimiento”.
Este mes cumplen un año y el emprendimiento puneño se expande en el sur peruano. “Viajamos a diferentes ciudades, salimos de Puno a diferentes distritos, pero nunca fuera del país. Esperamos algún día logremos dar un servicio fuera del Perú”, dicen los Ángeles Fúnebres.
Moreno borracho
Los deudos suelen regalarles a sus muertos una última pieza antes de ser enterrados. Y los gustos son varios, pero la morenada es la preferida en los cortejos fúnebres. Los ángeles cuentan que las piezas que más solicitan son: Moreno borracho, Airampito y Azanagarina.
Si bien en el último baile manda la morenada, también hay quienes prefieren despedir a sus muertos con los sones de la diablada o el waka waka. Los Ángeles Fúnebres hacen su trabajo a pedido del cliente; siempre le ponen entusiasmo y cariño a cada uno de sus entierros.
En las redes sociales, especialmente en TikTok, se viralizaron las imágenes de estos cortejos fúnebres. Bryhan y Álvaro están entusiasmados porque su trabajo haya saltado las fronteras internacionales. “Nos sorprende bastante y se siente bonito a la vez el aprecio del país hermano Bolivia. Podemos pensar en crear una sucursal allá a futuro. Sí, sería bonito ir un día a Bolivia y dar nuestros servicios, con el servicio más exclusivo que tenemos”, informan.
El servicio no tiene un costo definitivo porque depende del lugar al que deban desplazarse. De forma usual, ellos cobran entre 700 o 100 soles (precio que varía entre 128 bolivianos y 182, aproximadamente).
Se los contacta mediante redes sociales y suelen responder a las solicitudes lo más antes posible.
La idea de ellos es expandir su servicio y, si se puede, llegar al país. “Un saludo allá, a Bolivia, esperamos algún día conocer bello país lleno de cultura”, se despiden Bryhan y Álvaro.
Hay despedidas dolorosas, por ejemplo la canción Matraca, dice: “Sé que nos volveremos a ver algún día en el más allá para seguir bailando en el reino del Señor”. Y sí, para muchos la mejor forma de decir adiós es hacerlo con alegría… y para eso están los ángeles fúnebres.
“Nos pidieron que bailemos. Convertimos un momento de dolor y de tristeza en un momento inolvidable”.
Bryhan Mayta Luque
“Sería bonito ir un día a Bolivia y dar nuestros servicios, con el servicio más exclusivo que tenemos”.
Bryhan Mayta Luque
Entierros musicales en Ghana
La experiencia de los Ángeles Cargadores Fúnebres de Puno, en el sur de Perú, es única en esta parte del mundo; al menos no se conoce de entierros similares.
En 2017 un grupo de enterradores en Ghana se hizo conocer en el mundo debido a los entierros bailados que ofrecían unos hombres elegantes y que remataban su atuendo con unas coquetas gafas de sol.
Los videos de estos personajes, por lo general seis levantando un ataúd y bailando, se hicieron virales durante la época de la pandemia.
Además, hubo una catarata de memes en las redes sociales que los vinculaban con parodias ligadas con la cercanía de la muerte.
Infobae informó que los protagonistas, llamados Dancing Pallbearers, representan lo peculiar que entregan los funerales en el país africano. El objetivo de quien paga es darle un célebre último adiós a su ser querido. Que duela pero que se disfrute.
A diferencia de ceremonias privadas occidentales, estas despedidas en Ghana suelen ser numerosas y mientras más masivas demuestran mayor cariño por el difunto.
No es una ceremonia barata, la BBC informó que un servicio de estas características cuesta entre 2.000 y 3.000 dólares.
Página Siete