Sombreritos de chola, de tinku, cochabambinos; trajes típicos y muchas artesanías con bastante detalle se exponen en el puesto de venta del emprendimiento familiar de la historiadora y también artesana Sayuri Loza en la feria de la Alasita.
Las manos artesanas en la familia de Loza pasó de generación en generación. Ella relata que su bisabuela inició con la elaboración de sombreros de tamaño normal, pero cuando dejaron de usarse por el paso de la moda, su hija, es decir, la abuela de Loza, decide que es mejor cambiar los trabajos por la miniatura.
Al inicio la familia realizaba sombreros de chola y de varón. La aceptación fue buena aunque no se contaba con un puesto fijo. Las miniaturas se comercializaban por mayor y por lo tanto las ganancias no eran muchas. Cada sombrero era vendido a 10 centavos.

Esta situación hizo que la madre de Sayuri, Remedios Loza, la primera mujer de pollera en ocupar un curul en la Cámara de Diputados de Bolivia y conocida en su entorno como “la creativa de la familia”, decidió conseguir un puesto de venta y aumentar la variedad de los trabajos, entre sombreros de tinkus, pujllay y otras danzas.
El emprendimiento es familiar y se realiza también entre tías y primas; en ese lapso se comparten risas y a veces se recuerda a los familiares que ya dejaron la tierra.
“Ahora que falta mi abuela, mi mamá; están trabajando las tías y las nietas, de cuando en cuando los varones también nos ayudan a preparar los puestos. Siempre acogemos a otros artesanos que no pueden tener puestos, ellos también dejan su mercadería para que se exponga y se comercialice y ellos se ganan su platita”, relata Loza a Urgente.bo.
La hija de Remedios Loza se ha dado los modos para trabajar en las miniaturas, pues menciona que “hace de todo un poco”, entre trabajos de investigación como historiadora, bailarina y demás.

“Mi madre me decía ‘uno se sienta a trabajar con las manos y empiezas a establecer una conexión con lo que estás haciendo, le pones tu alma y eso te hace salir de todos los problemas cotidianos‘, es una terapia para nosotros”, relata Loza.
Agrega que decidió continuar con el emprendimiento porque vio a su familia alimentarse a través de los trabajos en miniaturas, algo que también le ha tocado vivir porque comenta que estuvo desempleada por muchos años.
Recuerda con amor las palabras de su madre: “Yo tengo manos y puedo hacer bellezas con basura” o “te pueden quitar muchas cosas, puestos de poder, la fama, la plata, pero hay cosas que son para siempre”.
Sayuri Loza inició a trabajar a muy temprana edad, ayudaba en la realización de adornos para los sombreros o cortar papeles, lo que la ayudó a obtener sus propios ingresos. Hoy el dinero que gana como artesana es invertido en viajes, la compra de materiales y otras actividades que la hacen feliz.
“Por mi trabajo no he tenido que rogar, no he tenido que vender mi conciencia porque hoy alguien me dice ‘quiero que me hagas este sombrero’, yo lo hago y la persona me paga lo que es”.
UrgenteBo