Remberto Suárez Roca es inmigrante, gay y drag queen. Actualmente vive en una ocupación en el barrio de Liberdade, en el centro de São Paulo. En este lugar, mientras se transforma en Florencia, el personaje que creó para sus espectáculos me va narrando su vida y la experiencia de haber salido en la portada del periódico más importante de Brasil, A Folha de São Paulo.
Frente a un enorme espejo, situado en la sala principal de la ocupación, se maquilla para el espectáculo que realizará más tarde en una ONG que trabaja con migrantes y refugiados. Durante ese tiempo, las personas que también habitan el lugar entran y salen. Este espacio estuvo desocupado por mucho tiempo, sin cumplir ninguna función social, y eso se refleja en su deteriorado estado.
Una bandera roja extendida por encima del espejo lleva el nombre de la ocupación, Jean-Jacques Dessalines, en honor al líder de la Revolución Haitiana y posterior independencia de Haití del gobierno francés en 1804. Esta ocupación comenzó el 13 de junio de 2021, organizada por el Movimento de Luta Nos Bairros, Vilas e Favelas (MLB).
Remberto se unió al movimiento hace cuatro años. Allí participan también otros bolivianos, brasileños, haitianos, latinoamericanos, africanos y árabes. «Ocupamos edificios que han estado vacíos durante años, en respuesta a la enorme crisis habitacional que enfrenta esta ciudad tan grande y populosa», afirma Remberto. «Sufrimos por los elevados precios de los alquileres y, por necesidad, muchos optamos por ocupar estos espacios, gracias a los movimientos sociales por la vivienda que existen en São Paulo».
Sin embargo, Remberto aclara que ocupar no es lo mismo que invadir. “Es un proceso organizado. Hay coordinadores que investigan si el edificio está realmente abandonado, si tiene deudas o herederos, o si alguien podría reclamarnos en el futuro».
Remberto llegó a Brasil en 2014, con 26 años. Durante los primeros tres meses trabajó como ayudante en una oficina de costura, ganando 500 reales al mes. Afirma que, para comenzar, fue una buena opción porque vivía y trabajaba en el mismo lugar, sin preocuparse por el alquiler ni la comida. Con el dinero que ahorró en esos meses, logró regularizar su situación y conseguir trabajo formal como costurero en una empresa de pelucas.
Sin embargo, su experiencia como inmigrante comenzó mucho antes. Remberto dejó su natal Trinidad en 1997, cuando era apenas un niño, para reunirse con su madre en Buenos Aires. Ella había emigrado en 1995, tras separarse del padre de Remberto. En ese entonces, Argentina era el principal destino migratorio de los bolivianos, y la ley de convertibilidad del Austral al peso argentino, durante el gobierno de Carlos Menem, motivaba esa migración, ya que el peso estaba equiparado al dólar.
La madre de Remberto aprovechó esa coyuntura para trabajar como modista y costurera, y pudo llevar a sus hijos a Argentina. Remberto creció y se graduó en Buenos Aires. Sin embargo, la crisis económica de los años 2000 separó nuevamente a la familia: su madre y su hermana menor se fueron a Inglaterra, mientras que él regresó a Bolivia, esta vez a Santa Cruz de la Sierra. Por eso, para Remberto, migrar a Brasil fue un paso más en una vida marcada por el movimiento.
Via: Opinión