Manuel Mon roy Chazarreta celebrará casi medio siglo desde la primera canción compuesta y esto amerita una entrevista. Siempre dispuesto, encontramos al Papirri yendo a visitar al cuñado de su esposa que había sufrido un accidente, así que nos atendió rumbo hacia una clínica en Cochabamba.
— Decir ’45 años de Canciones’ puede sonar fácil, ¿Qué altibajos has tenido en tu carrera?
— Suelo decir que esta carrera como compositor de canciones y también de música instrumental no es de altibajos, es una carrera de obstáculos, y se necesita una gran dosis de “autismo”, porque no solamente es soledad, sino es rigor con uno mismo. Yo he debido botar unas 100 canciones, no sé cuántas son las que tengo. Ese es un error que vamos ir subsanando con un grupo de amigos y amigas que se han interesado en saber aquello y en ordenar este tremendo desorden.
Este grupo de amigos, encabezados por el músico Mauricio Segales, un talentoso guitarrista, compositor, productor, está interesado en encontrar canciones olvidades por esa rigurosidad.
Entonces, altibajos es una palabra pequeña porque es una carrera de obstáculos y estoy sintiendo un obstáculo en este penúltimo concierto en el Nuna y en el último concierto en el Municipal de La Paz en octubre. ¿En qué términos de último? No quiero decir último, sino que voy a parar un par de años por temas de salud, aunque el próximo año pretendo grabar un disco, porque aún sigo creyendo en los discos.
— Aparte de tu abuelo y tu madre, ¿hay otras personas que consideres pilares fundamentales en tu vida musical?
— Mi abuelo Andrés Chazarreta fue una gran inspiración para mí. Cuando visitaba su casa, su museo, lo sentía como si fuera un templo. Aunque en realidad eran solo dos habitaciones llenas de música, partituras, discos y personas que visitaban esas dos habitaciones. Lamentablemente no tuve la oportunidad de conocerlo, ya que falleció en abril y yo nací en septiembre. Sin embargo, su legado ha sido una fuente constante de inspiración en mi vida.
Pero también tengo otro abuelo. Por eso, en mi último disco 60 A, compuse una canción titulada El olvidado, en honor a mi abuelo paterno. Con el paso del tiempo mi familia ha disminuido, perdimos a primos fundamentales como Enrique Rocha Monroy, y otros primos en Argentina. Reconstruir la historia de mi abuelo Manuel Monroy ha sido un desafío.
Ahora siempre trato de hablar de ambos abuelos por igual. Uno fue Chazarreta, una figura emblemática en la memoria argentina, y el otro, Monroy, tuvo una vida de obrero, maquinista ferroviario, de donde proviene mi padre, Germán Monroy Bloch, quien fue un revolucionario y me inculcó ideales de justicia social.
García Márquez hizo decir a Bolívar en su libro El general en su laberinto que creer en la integración del continente es una ilusión. Sin embargo, han pasado 200 años y aún hay quienes creemos en esa integración y luchamos por ella, sin ser solo izquierdistas de salón.
En todo caso, estoy terminando una cueca para el bicentenario donde describo mi visión de la Patria, que está en la Patria anticolonial, en una Patria digna y compartida, sin racismo.
La influencia de Chazarreta fue significativa, ya que mi madre me transmitió tanto sus zambas y chacareras como la música clásica en guitarra. Ambas vertientes musicales están presentes en mí, y eso es lo que defino como mi “chenco total”.
— ¿Alguna vez pensaste que Hoy es domingo y Historia de Maribel se convertirían en canciones emblemáticas para visibilizar la lucha de las mujeres?
— Bueno, no sé si son emblemas, pero ojalá. Es bonita, esa palabra. “Emblema”. Pero digamos que sí, la primera, Hoy es domingo, plantearla en el año 79, donde primero la empleada doméstica era semiesclava y segundo, era aymara fue muy complicado. Recuerdo que escuchaba con la Hilariashón (refiriéndose a Hilaria Chami) las radios aymaras paceñas, tan entrañables. No entendía nada, porque bueno, el aymara es complicado. Ahora entiendo un poco más, pero sentía esas moseñadas dentro de mi alma y eso es lo que más me ha marcado. Y sí, en esas circunstancias, salió Hoy es domingo.
Historia de Maribel fue posterior, ya en el año 89 o 90. Fue una reivindicación hablar del tema de la igualdad de género y del ‘sordo del alma’ en una canción. Pero como te digo, como soy un poco autista, entonces yo le seguí ‘cascando’ nomás al asunto. Cuando salieron ambas canciones las críticas fueron duras en el entorno artístico e intelectual paceño. Muchos me creían un impostor y otros decían “Ay, ¡qué te crees vos!, ¿no eres sordo del alma?” La verdad es que considero que la canción Historia de Maribel también es una autocrítica. No es que juzgue a nadie. Así que estas dos canciones estarán en el concierto del Teatro Nuna porque son muy importantes en estos 45 años.
— Has compuesto Metafísica Popular, Zamba para Anita, Hay que tomar partido y El trencito, además interpretas a Piazzola, canciones muy diferentes entre sí. ¿Podría haber varios ‘Papirris’ componiendo?
— Bueno, es que no son varios Papirris. Yo lo veo más como Manuel Monroy Chazarreta, primero, después el Papirri y hay un niño exigente al que yo le puse Manuelito Cock, que es el estudioso, el obsesivo, el que estudió la guitarra clásica desde sus siete años, es un “hinchapelotas” en ese sentido.
Y pues sí, se reparten varias canciones entre ellos, por ejemplo, Zamba Geisha yo la considero más una obra musical del Manuelito Cock, mientras que el Papirri está más en la Metafísica Popular, La Huacataya, Qué tal metal, y está el Manuel Monroy Chazarreta que reflexiona sobre la Historia de Maribel, La Cabeza de Zepita y Chenko total, cosas más sofisticadas en textos con bastante compromiso, si tú quieres.
— ¿Qué canciones interpretarás el 9 y 10 de mayo en Teatro Nuna?
— Como te mencionaba, Manuelito Cock está presente, el niño de siete años sigue con nosotros. Está decidiendo con cuál de las tres guitarras va a tocar. Es bastante exigente y últimamente está un poco descontento porque siente que la banda está opacando demasiado su guitarra. Este niño está participando activamente en la organización de lo que ahora llamamos el setlist, que es el programa de los conciertos. Siempre resulta un problema armarlo, ya que cada concierto es diferente. El anterior fue en una especie de café concert, mientras que ahora es en un teatro. Antes de los conciertos yo probaba las canciones en los bares, en boliches en noches hermosas en el Ave Sol, el Inca, el Quirquincho, lugares históricos.
Mis amigos en ese entonces eran Jacha Flores y Víctor Hugo Vizcarra. Por ejemplo, estrené Chenco total en un bar llamado el Inca, en un callejón bastante denso, subiendo por Alonso de Mendoza.
Recuerdo estar sobre una mesa cantando Chenko total a las 7.00, ya que el Inca abría a las 5.00. En la puerta estaba Cartílago, un joven que, aunque creo que era de mi edad, parecía no tener edad. Él era quien decidía si dejaba entrar o no a la gente al bar. En alguna ocasión fui con algunos compositores y no los dejaron entrar, pero a mí sí porque iba con Víctor Hugo o con el Jacha. «¿Este ‘culito blanco’ qué está haciendo aquí?», decían adentro, porque la atmósfera allí dentro era densa. Fue allí donde estrenaba mis canciones.
Ahora, esa experiencia ya no la tengo, así que las canciones tardan mucho en consolidarse. Sin embargo, se van conceptualizando nuevas canciones que aún no han sido grabadas. Entre ellas están Décima vez, Chabelita (en homenaje a Isabelita Viscarra), Te vas (dedicada a José Alfredo Jiménez) y también un taquibosa, un género que inventé que combina el taquirari y la bossa. La canción que vamos a tocar está dedicada a Fernando Jiménez, padre de Kicho, uno de mis músicos que toca la zampoña y el bajo. Estamos hablando de al menos 14 canciones más que deben incluirse, los conciertos siempre parecen cortos.
Lo que sí está confirmado es la presencia de Vero Pérez, una gran cantante con la que nos une una gran amistad con Amaru Villanueva, quien fue un amigo nuestro. Vero interpretará Migración y Ego, dos canciones que compuse para mi disco Helado propicio y que Efecto Mandarina ha interpretado en algunos de mis conciertos.
También estará Tere Morales, a quien aprecio mucho. Ha pasado mucho tiempo desde que tocamos juntos, así que estoy emocionado de tenerla también. Vamos a interpretar Ingratitud y esperamos montar Chenco total, si es posible. La letra es complicada para mí, pero tengo la intención de hacerlo. Luego vendrán Hoy es domingo y Hasta ahorita.
– Tras esta gira de conciertos por tus 45 años de canciones, ¿podemos esperar más recitales de Papirri en este año?
— Esto de los 45 años de canciones empezó en Alasita con un concierto en el Thelonious, después pasamos a Oruro; no tocaba allí desde hace seis años. Fue muy interesante tocar en un teatro nuevo, el Centro Cultural Llajtaimanta. El concierto en Cochabamba en el Mesón del Cantor fue muy hermoso, el público fue realmente espectacular y respetuoso, hasta pudimos tocar cosas raras como Zamba geisha y Achocalla.
Estoy acompañado por Luis García en el piano, quien le ha dado un toque muy interesante a la banda. También está Kicho Jiménez en la zampoña, Mauricio Segales ha estado tocando el bajo durante todo este tiempo, en la batería está Mauricio Cardona, que es un baterista cochabambino.
En invierno voy a parar porque no me da el cuerpo, aunque me están llamando mucho de La Paz, pero me cuesta mucho el invierno. Estoy teniendo problemas en el pulmón derecho, que son secuelas del COVID. ¿Sabes? Me está costando y todo ese pulmón está trabajando a la mitad de lo que debería, pero bueno, son cosas de la pandemia.
Por otro lado, mi brazo izquierdo también me está molestando. Me recuerda mucho a mi madre, que terminó con el brazo izquierdo paralizado, pero por otra razón. Lo mío es debido al trabajo. En realidad, llevo 45 años como compositor de canciones y de música, pero como guitarrista son 55. Soy un guitarrista tan hereje que toco la guitarra en posición clásica, luego me levanto, luego salto tocando la Metafísica popular. Todos esos cambios de posición, según un amigo que me ayuda con la fisioterapia, me han estado desgastando mucho el brazo izquierdo y las articulaciones.
Así que invito al público de La Paz a ir al Teatro Nuna los días 9 y 10 de mayo y el 18 y 19 de octubre al Teatro Municipal de La Paz. Específicamente a los paceños, les digo que vengan al Nuna y al Municipal, porque no sé cuándo volveré al escenario. Quiero recuperarme bien de este brazo que crónicamente me ha estado molestando, así como de tantos achaques, porque le he dado duro también. Confieso que he vivido, confieso que he bebido, confieso que le he dado duro.
Lo dijo El Papirri
La verdad es que considero que la canción ‘Historia de Maribel’ también es una autocrítica. No es que juzgue a nadie.
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Antes de los conciertos yo probaba las canciones en los bares, en los boliches en noches hermosas en el Ave Sol, el Inca, el Quirquincho, lugares históricos.
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No sé cuándo volveré al escenario. Quiero recuperarme bien de este brazo que crónicamente me ha estado molestando
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Confieso que he vivido, confieso que he bebido, confieso que le he dado duro.
Texto: Oscar Capriles
Fotos: Archivo La Razón