El Crucero de Los Andes está a punto de zarpar a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar. En su interior lleva salas de cultura, deporte y gastronomía. Es todo un lujo celeste y blanco que se encuentra sobre los aires. Debajo de esta pieza titánica existe un gran mar de construcciones que es la ciudad de El Alto.
Algunos medios de comunicación denominaron a esta obra como “El Titanic de El Alto” o “La Casa Barco”; pero el dueño de esta construcción sonríe cuando escucha estos apelativos y aclara que este navío en el cielo se llama el Crucero de Los Andes.
El propietario Víctor Choque rescata el carácter andino de la pieza que se luce en el cielo de Alto Lima. “No nos olvidamos de dónde venimos, no nos olvidamos de nuestras raíces, así que tratamos de hacer un engranaje perfecto en el que mezclamos nuestra esencia, nuestra cultura con algo moderno”, comenta desde la proa de esta obra arquitectónica que fue creada y diseñada por Freddy Mamani.
Mamani es el creador de la Arquitectura Cholet, aquella que ha cambiado el rostro a la urbe alteña y la ha pintado con colores brillantes y figuras altiplánicas.
Éste es un cholet con sello propio. No se trata sólo de un salón de fiestas, o de un espacio en el cual los propietarios viven en el último piso y se rentan tiendas comerciales más abajo; en el Crucero de Los Andes hay un intento estético en el cual predomina un concepto: la identidad nacional… andina, especialmente.
La tardanza
En 2019 ya se empezó a avizorar la punta del iceberg, en este caso la fachada del barco. Pero pasaba el tiempo lentamente y no había cuándo se obtengan más noticias de este edificio. Es más, incluso a pensarse que la idea del cholet Titanic había naufragado.
Lo cierto, en palabras de su dueño, es que hubo muchos atrasos. En medio llegó la pandemia y al menos un año se detuvieron las obras por las restricciones y demás medidas de seguridad que era preciso tomar.
“Toda la construcción desde la obra bruta nos ha tomado unos seis años. Ha llevado demasiado tiempo justamente por todos los detalles que conlleva este edificio. De la mano del arquitecto Freddy Mamani es que hemos llegado ya casi a la culminación; en un par de meses estamos tratando de inaugurar ya, puede ser para junio”, explica el digno representante de la raza de bronce.
Con los años aumentó la expectativa sobre la nave que está sobre la avenida Adrián Castillo en Alto Lima. Los medios de comunicación del extranjero hicieron referencia a un barco anclado en El Alto, y volvía a salir a flote la mediterraneidad del país.
No es una reivindicación marítima ni es un homenaje al Titanic, aclara su propietario. Es más, Choque invitó a Página Siete a un recorrido por los “camarotes” del Crucero de Los Andes.
Secretos de Los Andes
El primer y el segundo piso del cholet llevan la firma de Mamani, un salón grande en el que al menos caben 300 personas. Las paredes y los techos son multicolores y el color de la bandera boliviana es como un grito estruendoso.
La tercera planta está pensada en albergar un gimnasio, donde entran al menos unas 20 máquinas para hacer ejercicios.
Una de las novedades viene en el cuarto piso. “Esta parte es un espacio cultural donde las personas van a poder pasar una noche en un cholet. Algunos turistas nos decían ‘queremos estar una noche en un cholet’ y por eso hemos querido hacer este espacio”, refiere Choque.
Ahí también se podrán apreciar exposiciones artísticas y organizar debates, especialmente sobre cultura boliviana.
Las paredes están repletas de imágenes pintadas a mano: son obras tiwanacotas las que forman parte de este paisaje.
Así, el cholet alojamiento es una de las particularidades más importantes de esta obra.
Una planta más encima es un espacio habitable privado. Quizás en el futuro ahí se trasladen los dueños del edificio.
En el sexto piso hay otro ambiente cultural, pero con imágenes folklóricas de danzas. Diablos y reyes morenos ponen color a estas paredes.
La cima
El barco se encuentra en la parte más alta del edificio y tiene tres plantas. Existe un cierto parecido del Crucero de Los Andes con el Titanic, especialmente en la proa (donde el personaje Jack abraza a Rose mientras ella tiene cerrados los ojos y piensa que está volando).
Desde la proa del Crucero de Los Andes se ve una parte de El Alto en la cual el color ladrillo es predominante.
En la proa (lugar en el Titanic donde Rose amenaza con saltar) hay un paisaje único, se observan el Chacaltaya y el Huayna Potosí. Mientras que el Illimani está más lejos, pero también visible.
¿De dónde nace la idea del barco? se pregunta a Víctor y él responde: “Hicimos una combinación entre Freddy Mamani, mi persona, mi esposa, mis hermanos y demás para darle la forma exacta que tiene. Es difícil replicar un barco como tal porque no es como hacer un barco en plastilina, esto es arquitectura”.
Emprendimiento
Víctor Choque y su esposa Domi Flores son los dueños del edificio. Ellos viven a un par de cuadras del lugar y son orgullosamente alteños.
“Hay quienes me preguntan: ‘¿Por qué mejor no invierto en la zona central o en la zona Sur de La Paz?’ y yo les respondo: ‘Yo he nacido acá, vivo en El Alto, he crecido en esta ciudad y sería malo no invertir acá’”, comenta el propietario que tiene 43 años.
Agrega que se trata de un emprendimiento familiar de toda una vida en el cual no han dejado centavo sin exprimir.
“Mire, yo no me apeno de decir que yo visto usado hasta ahora; muchos dirían ‘el dueño de ahí es un millonario’ y no, para nada. Y los trabajadores lo saben porque en mi camioneta llevo y traigo materiales”, indica el hombre que está ansioso por soltar las anclas del barco y empezar a zarpar con su Crucero de Los Andes.
“Desde la obra bruta nos ha tomado unos seis años. Ha llevado demasiado tiempo justamente por todos los detalles”.
Víctor Choque
“De la mano del arquitecto Freddy Mamani es que hemos llegado ya casi a la culminación (de la construcción)”.
Víctor Choque
“(¿Por qué invertir en El Alto?) yo he nacido acá, vivo en El Alto, he crecido en esta ciudad y sería malo no invertir acá”.
Víctor Choque
“No me apeno de decir que yo visto usado hasta ahora; muchos dirían ‘el dueño de ahí es un millonario’ y no, para nada”.
Víctor Choque
6
AÑOS
al menos se tardó en la construcción del Crucero de Los Andes.
43
AÑOS
t iene el dueño del edificio. Esta obra es una iniciativa de él y de su esposa Domi Flores.
Página Siete