Durante 70 años Ernesto Cavour dedicó su vida al charango. Fue tanto intérprete como compositor, gestor, protector y artesano. Es por eso que a seis meses de su fallecimiento el Espacio Simón I. Patiño organizó un concierto el viernes en su memoria.
El evento, conducido por el investigador y comunicador Sergio Calero, se llevará a cabo en la Sala 2 del Espacio Patiño (avenida Ecuador, entre calles Quito y Rosendo Gutiérrez). Comenzará a las 18:30 y el ingreso será gratuito. Por ello los organizadores recomiendan puntualidad.
“Cavour fue una de las principales figuras de la música nacional de las últimas décadas. Fue un artista polifacético cuya influencia se siente tanto en los escenarios como en los talleres”, explicó Calero.
El programa de homenaje está dividido en dos partes. La primera consiste en un conversatorio entre la audiencia y músicos y artistas que trabajaron con Cavour a lo largo de su carrera.
“Queremos que sean sus allegados quienes pinten la semblanza. Que compartan con la gente la historia de una vida que vieron de cerca”, agregó Calero.
No hay todavía una lista definitiva de quiénes estarán. Pero el conductor anunció una gran sorpresa: Julio Godoy, compañero de Cavour en Los Jairas, preparó un video que será presentado.
La segunda parte también será audiovisual: se proyectará la grabación inédita de un concierto que el charanguista ofreció. La producción fue realizada por Guillermo Ruiz.
Nacido en La Paz el 9 de abril de 1940, Ernesto Cavour es recordado como uno de los más grandes charanguistas del mundo. Es uno de los más prolíficos creadores y renovadores del folklore, con un enorme listado de composiciones en diferentes géneros de la música boliviana.
“Con Los Jairas marcó un hito en la música nacional. Fue también que, al iniciar su carrera en solitario, dio inicio a una revalorización de los instrumentos nacionales, con conciertos solistas de charangos, quenas y otros”, informó Calero.
Asimismo Cavour es recordado por la invención de varios instrumentos musicales, incluyendo importantes variantes del charango. A esto se suma su trabajo como gestor y educador; escribió varios libros sobre su instrumento y en la década de los años 60 creó el Museo de Instrumentos Musicales (calle Jaén) que el artista construyó para acoger la historia musical del país y mantener vivos sus ritmos. Esta iniciativa se mantiene viva gracias a los esfuerzos de su familia y de sus amigos.
Página Siete