sábado, noviembre 23
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5.000 chutas y pepinos llenarán de jolgorio este Domingo de Tentación

Baile y jolgorio es lo que se espera este 18 de febrero para celebrar el Domingo de Tentación, una fecha que marca el fin del Carnaval paceño, la cual se simboliza con el mítico entierro del pepino. Una festividad de más de un siglo de existencia y con una herencia proveniente del campo, la cual aún se mantiene vigente hasta la fecha.

En esta ocasión, se contará con la presencia de, al menos, 5 000 bailarines repartidos en 25 comparsas, las cuales cuentan con una antigüedad que varía entre los 100 a los 20 años de existencia.

Desde la urbe paceña, las festividades del Carnaval terminaban tras el martes de Ch’alla. No obstante, en la década de 1920, los migrantes provenientes del campo importaron la tradición de bailar y festejar una semana después de carnavales, el ahora conocido como Domingo de Tentación.

Esta fecha está marcada por la tradicional danza con los chutas y pepinos, dos personajes propios de la tradición e imaginario paceño. Uno más ligado a la ciudad (pepino) y otra más al campo (chuta).

“Una simbiosis del campo y la ciudad, juventud y experiencia”, así los califica el concejal paceño, Javier Escalier.  

Esta relación entre lo urbano y lo rural se refleja mejor en el personaje del chuta paceño, el cual desde su vestimenta establece su relación con la llegada de las lluvias,  la cosecha y el  agradecimiento a la Pachamama o Madre Tierra.

Su careta de alambre milimétrico entrelazado representa a un terrateniente  y se toma como una sátira al “patrón blanco” creada por los pongos aymaras. Mientras, los espejos colocados a sus costados simbolizan la bienvenida a la época de lluvias.

Además, este personaje debe portar un lluch’u en la cabeza, una chuspa, zapatos, corbata, camisa y un sombrero de jipi japa con toquilla de colores que identifiquen a la comparsa a la que pertenece.

Las comparsas de chutas tienen un aspecto característico y poco convencional: el nombre, el cual hace referencia de forma jocosa y burlesca al gremio o la región, de donde provienen los chutas.

Entre los nombres más llamativos se encuentran los chutas maquineros de los transportitas; los romperagas de Challapampa representando al gremio carnicero; los chuta Utapocas de Viacha; los camaleadores del gremio de bordadores; o los tradicionales chutas choleros.

Un aspecto poco conocido de la tradición del chuta es que estos no son “choleros”, sino que son fieles con su pareja y bailan con ella durante toda la danza. Esta idea errónea proviene de la comparsa fundada por Héctor Quisbert de Bordados “El Chasqui”, quienes usaron el denominador de “choleros” exclusivamente para su comparsa.

Via: UrgenteBo

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