martes, noviembre 26
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El salto de la cumbia chicha a la cumbia hot

Causan furor, contagian alegría, muestran belleza, sensualidad y destreza en el baile. Han reposicionado la cumbia ‘chicha’ poniéndole candela a antiguos ‘temas tropicales’ y que ahora se bailan en diferentes niveles sociales del país. Las sensuales bailarinas han convertido este subgénero en la ‘cumbia hot’. En las últimas semanas, el nombre de Elena Watara Burgos y Camila Hidalgo llamaron la atención en las redes sociales, principalmente en Facebook y TikTok, ya que la afamada agrupación Maroyu de Néstor Yucra las presentó como las nuevas incorporaciones al equipo de sus bailarinas. Las flamantes ‘Lindas chiquillas’ comienzan a robar corazones.

Watara se hizo viral en redes sociales al cautivar al argentino Marcelo Tinelli durante su programa “Bailando 2023”. El productor de televisión resaltó la belleza de la cruceña y elogió sus dotes de bailarina. Y en Bolivia, Hidalgo fue la ganadora de un casting que organizó la agrupación. Fue elegida tras demostrar su talento al ritmo de ‘Piel Morena’, uno de los hits de Maroyu.

Como Watara e Hidalgo, cientos de jóvenes entre bailarinas y/o modelos buscan ser parte de una agrupación musical, porque quieren ser parte de esa tendencia que ha convertido la ‘cumbia chicha’ en la tendencia de moda, donde el baile candente de la mujer es parte de una presentación musical.

En Bolivia, el grupo Los Ronisch incorporó por primera vez un grupo de baile, pero sus interpretaciones eran seguidas por sectores populares de las ciudades de La Paz y El Alto. Sin embargo, en la actualidad este subgénero es escuchado sin distinciones sociales, porque Maroyu incluyó en sus cuerpos de baile, ‘chiquillas y chiquillos’. “Maroyu le dio mucha popularidad a la inclusión de las bailarinas, desde hace mucho optaba por el uso de bailarinas, pero con Las Lindas Chiquillas hubo mucha más presencia y mucha más belleza en escenario para la cumbia chicha o cumbia sureña”, cuenta Joselyn Soliz, propietaria de la agencia de bailarinas Son Morenas creada hace un año precisamente para atender la demanda de bailarinas.

Con el éxito de “Las lindas chiquillas”, grupos bolivianos o peruanos incluyeron a mujeres en sus presentaciones porque el público y el contratista lo exige. “Los pasantes o los contratistas dicen a los grupos que quieren ver bailarinas, quieren ver chicas y las agrupaciones se ponen a buscar a buscar chicas que estén en el medio. Entonces, nos buscan a nosotras”, explica. Por eso hay jóvenes que buscan aprender los pasos y movimientos. “Es impactante ver a una chicha simpática bailando cumbia chicha sureña, es algo que todo el mundo no se la cree”, añadió.

Además, el trabajo de bailarina da una buena remuneración económica. Hidalgo reveló que una bailarina Maroyu gana “más de 500 dólares” y que en su primer día tuvo siete presentaciones en distintos acontecimientos, prestes, bodas y otros. La entrevistada precisa que los montos son diferentes

“EMPATÍA EN EL ESCENARIO”

Algunas logran el objetivo de ser bailarina, pero hay quienes quedan frustradas porque no cumplen con ciertos “requisitos” como la talla 90-60-90 o una estatura específica. Tienen talento, pero no cumplen con lo exigido. “Algunos grupos (musicales) o programas de TV te exigen que muestres (piel) y si no la muestras o no tienes un cuerpo definido, no tienes la oportunidad, aunque tengas el talento. No tienes la oportunidad de pertenecer a ese grupo”, lamentó Ana Cristina Espino, directora de la Academia de Baile Asoul Dancing.

La cantante de cumbia Mónica Ergueta precisa que ‘la empatía sobre el escenario’ es requisito para una mujer que buscar ser considerada como parte del cuerpo de baile. “Debe ser una persona que le guste vivir, exponer el arte. Que corra por su sangre el amor por el arte y a la música, eso es lo que busco, lo demás no me interesa”, asegura.

Tras sufrir el rechazo, hay jóvenes que buscan métodos para ser incluidas en los grupos, y otras se acomplejan por el peso y llegan a cometer errores. También hay quienes superan el momento y hallan cabida en otros espacios que valoran su talento sin importar su físico. “Lo mejor es no rendirse y luchar, siempre hay un grupo donde puedes encajar, no siempre vamos a llenar las expectativas de todos, tal vez manejamos diferente tipo de público. Otras agrupaciones manejan otro tipo. ¡Se puede!, si estamos con las ganas, se puede lograr muchas cosas”, reflexiona Soliz, de la agencia Son Morenas.

Para ser bailarina no solo tienes que tener un buen cuerpo, lo importante es “ser proactiva, carismática y si es que no tenemos la altura establecida, hay que usar tacos, etc.”, aconseja Soliz, quien considera que, como en todo trabajo, hay condiciones. “Son requisitos, como ingresar a cualquier empresa, si es que buscan un guitarrista no puedes postular si no sabes tocar, más o menos se maneja así en el ámbito de las bailarinas”, explicó.

EL SACRIFICIO DE LA BAILARINA PARA EL SHOW

“Bailamos una hora y luego chau”, explica Soliz, quien con esa frase resume el esfuerzo que deben desplegar las bailarinas junto a los músicos, porque deben realizar largos viajes para una presentación. Pese al cansancio, deben demostrar alegría y destreza.

La directora de Son Morenas cuenta que en una ocasión ella y su equipo tuvieron que viajar por 34 horas continuas desde La Paz hasta un pueblo del vecino Perú, donde bailaron por una hora y luego retornaron a La Paz, otro viaje largo y desgastador. “Viajamos constantemente a Perú, trabajamos con bastantes agrupaciones de allá que requieren de nuestros servicios. Acá en La Paz nos salen más viajes a pueblitos, a veces viajamos a Oruro, fronteras, pueblos de Potosí. Estamos acostumbradas (a viajes largos)”, detalla.

Pese a lo largo y extenuante que resulte un viaje, ellas deben mostrar excelencia, coordinación, alegría y sobre todo belleza para los fanáticos que las esperaron por muchas horas.

También comenta que a ella y a sus compañeras bailarinas le tocó quedarse a descansar en pequeñas habitaciones, en la vivienda del contratista, quien habilita un cuarto para todo el grupo e incluso para las bailarinas. Muchas de las chicas que quieren ser bailarinas se imaginan que llegan a hoteles exclusivos. Eso no existe. “No podemos exigir algo en un pueblito donde no hay, y solo hay dos casitas. Nosotras no nos hacemos problemas”, sostiene.

LA MÚSICA HIPERSEXUALIZA A LA MUJER

Con el tiempo que pasa el vestuario de las bailarinas es cada vez más escotado o más corto, para que las chicas muestren su figura. Muchas de las jóvenes agregan detalles como brillo, color y trasparencias, para llamar la atención del público. Se trata de la hipersexualización de la imagen de la mujer a través de la música.

La psicóloga Marynés Salazar señaló que desde hace años “por tradición” se situó a las mujeres como “objeto de reproducción, de explotación, de sacrificio y de exhibición”, por ejemplo, en la música.

“En esta categoría se ha planteado que las mujeres debemos encajar bajo ciertos prototipos de cuerpo y desarrollar estereotipos en la forma de presentarnos. Se han generado el consumo del cuerpo de las mujeres en pasarelas, concursos de belleza, pero también como acompañantes de músicos”, profundizó.

Según Salazar, la exhibición del cuerpo se traduce en “acciones de hipersexualización”, que erotizan el cuerpo de las mujeres.

Al respecto, Mónica Ergueta dice que una persona no puede ser juzgada por su vestuario o demás, “si una persona quiere ser cantante, abogada, psiquiatra o lo que desee es realmente su voluntad”.

“Todas las mujeres tienen el derecho a decidir cómo van a manejar sus cuerpos, pero es preocupante que haya una sobredemanda del cuerpo erotizado, hipersexualizado como un camino hacia el éxito” explicó Salazar y lamentó adolescentes y niñas vean reforzado “este prototipo de ser mujer”.

Via: UrgenteBo

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