sábado, noviembre 23
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Awatiñas hace música con causa y por Bolivia

Detenido por la melancolía, Mario Conde señala una y otra vez que el sueño de él y los suyos es volver a Bolivia. Han pasado ya 50 años desde que un grupo de jóvenes decidió hacer música boliviana, guiada por el género autóctono, para hacer conocer los sonidos y ritmos nacionales allá, lejos de las fronteras.

 “Estamos agradecidos con Francia, pero ha sido muy difícil establecernos en ese país. Hemos pasado por momentos difíciles para obtener nuestra residencia. Aprender la lengua francesa ha sido muy difícil, hemos entrado a la Universidad, recorrimos diferentes países como Alemania, Austria, Asia y Estados Unidos, pero siempre extrañamos Bolivia, añoramos volver”, afirma Conde.

El grupo inició su trabajo artístico el 15 de mayo de 1974. El 3 de noviembre de ese año fue invitado al «XI Festival Lauro de la Canción Boliviana» en Cochabamba, donde obtuvo el segundo lugar. A partir de entonces, comienza sus giras artísticas llevando consigo lo místico y lo sagrado. Awatiñas es una voz aymara que significa proteger, ser pastores. En este caso proteger la música boliviana.

Con más de 20 discos, 90% de composiciones propias, el director de Awatiñas cuenta cómo vivieron 38 años en Francia, porque sus raíces siempre los reconducían a tierra boliviana a través de la música. Es más, las canciones del grupo musical están inspiradas en la difícil situación de los niños, la actividad minera, la revalorización de la tierra boliviana.

“De pequeño tuve un tío minero de Colquiri, quien prácticamente murió tosiendo por la actividad que realizaba, también vimos y vemos a los niños que trabajan desde muy pequeños y nuestras canciones se inspiran en ellos en nuestras canciones. Esperamos siempre que tengan mejores y más posibilidades”, expresa Conde.

“Le cantamos a los niños, le cantamos a la minería, le cantamos a la tierra, pero menos al amor”, recalca Conde, a tiempo de aclarar que no se tiene nada en contra de este sentimiento y que muy pocas canciones hablan de este sentir.

RAÍCES TIWANAKOTAS

Son casi 50 años de trayectoria música. Desde sus inicios, Awatiñas se ha preocupado sobre la situación de los niños trabajadores, de los mineros asalariados y se ha propuesto revalorizar el cuidado y el amor por la Madre Tierra; no por fanatismo ni por moda sino por los principios que sus padres, de raíces tiwanakotas, inculcaron en los hermanos Conde.

“Nuestros padres son del municipio de Tiwanaku, ellos siempre nos han inculcado el vivir dentro de una sociedad colectiva, en comunidad, donde la colaboración y el respetuo mutuo deben prevalecer; nosotros, por nuestros abuelos formamos parte de una sociedad colectiva, donde lo privado y el interés individual viene de otros países”, continúa.

Conde recalca que la música de Awatiñas, más allá del aporte cultural, busca reflejar la realidad económica y social del país, donde aún hay niños que trabajan motivados por la necesidad, personas obligadas a migrar a otros países en busca de mejores días, la situación deplorable de los mineros asalariados, la falta de acceso a la salud.

RESISTIR CON CULTURA

Ante las nuevas generaciones que escuchan y disfrutan de otros ritmos musicales con escasa composición, Conde afirma que es momento de “resistir sin dejar de lado la cultura boliviana”, rica en tradiciones, lengua, música y otros factores, sin dejar de lado los principios ancestrales, heredadas por los abuelos.

“No podemos tapar el sol con un dedo ante la realidad de las nuevas generaciones, con el internet. Ellos tienen otra forma de reflejar la vida, pero debemos resistir; no podemos volver en el tiempo pero debemos avanzar con lo que tenemos, valorando nuestras lenguas, colores, gastronomía, música, nuestra forma de pensar, si perdemos todo esto sería una pena, son valores que nos han heredado nuestros abuelos”, ratifica

50 AÑOS DE MÚSICA Y OBRA SOCIAL

Aquellos principios legados por sus padres hacen que los integrantes de Awatiñas lleven adelante labores sociales a favor de los grupos sociales más vulnerables “Entre los años 75 y 80, vivmos en medio de muchas necesidades, nos dimos cuenta de que uno no puede vivir feliz mientras el otro tiene hambre, está enfermo o tiene alguna necesidad. Por eso también hacemos labor social, y una de nuestras primeras obras fue una Unidad Educativa en la zona Kiswaras de El Alto para mil estudiantes, donde el Ministro de ese entonces, al igual que usted nos preguntó, ¿porque hacen labor social? y nosotros les dijimos que hasta estudiar fue difícil para nosotros”, relata Mario Conde a El Compadre. 

El Director del grupo recuerda que detrás de la historia de Awatiñas no solo hay éxitos y conciertos, sino una familia que tuvo muchas carencias, incluso en materia de salud. Por eso se ocupan de gestionar insumos médicos.  “Hemos traído medicamentos para desparasitar niños, ya que en nuestra época era frecuente escuchar sobre el malestar de los niños por culpa de parásitos, nosotros siempre decíamos, `no podemos quedar indiferentes`”, añade.

Via: UrgenteBo

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