Es la cuenta regresiva para Juana Bautista, quien alista una atención especial para la gente que visitará su casa este 8 de noviembre, cuando muchos de sus conocidos realizarán un culto a Claudia «la ñatita» (cráneo humano sin nariz) que tiene en su casa desde hace 41 años.
«La Claudia es mi hermana mayor», afirmó doña Juana, quien relató que hace 45 años ella falleció cuando trabajaba. «Ella era policía», indicó al resaltar que, tres años después, decidió guardar su cráneo en su casa para que le dé compañía, pero no sólo le dio eso, sino que se convirtió en la protectora de su hogar.
El antropólogo y docente de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Guery Chuquimia, explicó que cada 8 de noviembre -una semana después de la fiesta de Todos Santos- en Bolivia se rinde un culto a las «ñatitas».
«Esta celebración se relaciona con los muertos. Se rememora a una práctica muy antigua de Los Andes, de la época prehispánica, cuando sacaban a los muertos de las tumbas y les llevaban en andas para vestirlos y rendirles honores. Hoy, ese culto ya no se hace a todo el cuerpo del difunto, sino sólo a la ‘ñatita’ que tiene un alma, un espíritu o un ajayu», destacó.
De acuerdo con el especialista, para los creyentes, las «ñatitas» pueden tener diferentes poderes y este depende de las características de la persona que era antes de morir. «Por ejemplo, si el difunto era militar, abogado o policía, tendrá el poder justiciero; pero si fue doctor o enfermera, tendrá el poder de protector. Los que no tuvieron alguna profesión colaboran de acuerdo al carácter que hayan tenido», detalló el experto.
Por eso, los «yatiris» (brujos andinos) tienen en sus casas entre 10, 20, 40, 50 y hasta 80 calaveritas, saben a cuál de ellos acudirán para pedir algún favor para sus clientes.
Para doña Juana, su «ñatita» es justiciera y protectora porque ayuda a las personas, que creen en ella, en encontrar algún objeto perdido o lograr el pago de deudas.
Pero no sólo eso, sino también cuida la casa de su hermana. «Cuando viajamos, le encargo la casa a la Claudia y mis vecinos dicen que se escuchan pasos e incluso se encienden las luces, pese a que la casa está vacía», relató.
Asimismo, indicó que también ayuda en el trabajo, en la salud, en el fortalecimiento del hogar y en los estudios. «Si le pides con fe, ella les demuestra que sí se puede. Cuando las personas cumplen sus metas, van a la casa a agradecerle, trayéndole velas, dulces y flores».
Por eso, resaltó que este 8 de noviembre, «en su día», llevará a «Claudia» al Cementerio General para hacerla bendecir y luego retorna a su casa para rendirle un culto.
Chuquimia dijo que ese día toda la gente saca de sus casas a sus «ñatitas» y también les llevan al Cementerio a darles algunas ofrendas. Llevan masitas, comida, y bebidas a cambio de rezos para los «ajayus» (almas).
Via: Los Tiempos