“Si quieres bailar morenada, tienes que tener platita”, dice el fraterno de la Morenada Comercial Eloy Salmón, René Lima, quien participó 35 años en el Gran Poder. Cuando era joven, recuerda que esta danza era exclusiva de la localidad de Guaqui, La Paz, y lo bailaban solo adultos, pero con el paso de los años, su popularidad ha crecido bastante, tanto así que es el número 1 en esta festividad y se ha vuelto en un símbolo de prestigio. Es decir “no la baila cualquiera”.
En el Gran Poder, la danza de la morena da predomina. De las más de 70 fraternidades, 22 son de morenada; mientras que hay solo nueve caporales, ocho kullawadas, cinco tinkus, dos llameradas, cuatro diabladas, un potolo, tres tobas, un jalkas, una saya, un doctorcito, cinco danzas autóctonas, entre otros, explica la secretaria general de la Asociación de Conjuntos Folclóricos del Gran Poder, Maria Nela Coritza.
Según el antropólogo Milton Eyzaguirre, esta realidad “tiene que ver mucho con el mecanismo vinculado al prestigio, o sea, cuando uno baila morenada tiene tanto prestigio económico como social”.
¿Cómo pasó esto? De acuerdo a la historiadora Sayuri Loza, el Gran Poder se ha popularizado bastante en los años 70, cuando predominaba la kullawada. Sin embargo, con el paso del tiempo, la danza de la morenada, que es “pesada”, se convirtió en la preferida de los grandes comerciantes que están en la avenida Eloy Salmón, Uyustus y otros sectores de La Paz.
“Estos grupos económicos que son fuertes quieren impresionar y tienen el poder económico y se han enamorado de la morenada. Esta danza no era tan fuerte, ahora está muy relacionada y asociada con ese poder económico de los camiris de La Paz, de quienes importan mercadería de China, de Iquique, de quienes viajan. La morenada les gusta porque es fuerte y pesada. Tiene que ver con el prestigio”, dijo.
Además, en las comunidades, la morenada siempre era bailada por gente con peso social, es decir, que había adquirido experiencia. “Los que bailaban antes morenada eran los tuntas, no los chuños. Las tuntas eran personas que habían adquirido prestigio, conocimiento y eran una especie de amautas, los chuños, eran los jóvenes”, expone Eyzaguirre.
Ahora, la morenada es popular entre las nuevas generaciones, dice el fraterno Lima. Para él, esta parte de la población prefiere la danza porque el traje es liviano, “ya no se trata de 30 o 40 kilos, sino que ahora es de 20 o 15. Los bordadores fueron evolucionando, cambiando y haciendo ropa liviana. El paso del moreno es más ágil, más corrido porque ya no pesa tanto”, resalta.
LA MORENADA Y SU FUERZA
De acuerdo a Eyzaguirre, la morenada ahora está vinculada con la capacidad que tiene el preste de organizar una fraternidad, y en ella se acomodan las familias ampliadas o los grupos sociales vinculados. Ahí hay compadres y ahijados. Es en ese entorno social donde nace el concepto de prestigio social y la capacidad económica.
Este concepto de prestigio hace que muchos deseen bailar esta danza “pesada” y provoca que en el Gran Poder haya menos diversidad de bailes. Esta idea, incluso ocasiona esa falsa idea de que si una persona baila una danza liviana, no tiene dinero, dice el historiador.
“No solamente es al gasto para la entrada como tal, sino todo el proceso que genera hasta llegar a la entrada, por ejemplo las prácticas, las novenas, que está vinculado con el gasto económico y ahí se nota el peso económico para solventar estos gastos”, expone.
Otro aspecto que le da poder a la danza de la morenada, según Loza, es que maneja una figura representativa que es el de la chola, una imagen imponente que recoge frases como “la mujer de pollera viste caro”.
Asimismo, la morenada es popular por las interpretaciones, el ritmo, e incluso la letra. “El ritmo se inclina a canciones de amor y desamor. La música gusta mucho a la gente,lo cantan con sentimiento profundo, cosa que no pasa con el caporal y otras danzas”, dice la historiadora. Por eso hay grupos de músicos exitosos con estas composiciones.
SOCIEDAD MONOCULTURAL
Eyzaguirre alerta que esta situación puede provocar una sociedad “monocultural”, pues son muy pocas las danzas que marcan el interés por parte de la población.
Esta danza incluso se apodera de las comunidades, donde años atrás se bailaba música autóctona, lo que provoca una “muerte sistemática de la cultura y de otras danzas”.
“Antes en los pueblos pequeños había las autóctonas, las zampoñadas, tarqueadas, que están desapareciendo por completo en los pueblos ya que son sustituidas por la morenada. Se pierde esa diversidad”, expone, por su parte, Sayuri.
Vía: URGENTEBO