Hace 40 años Uyuni fue reconocida como “La hija predilecta de Bolivia” por el rol protagónico que tuvo durante la Guerra del Chaco (1932-1935), al ser el epicentro de atención a los combatientes y también porque su estación de trenes fue la conexión clave para exportar minerales a través del puerto de Antofagasta, en Chile.
Hablar de Uyuni siempre ha sido motivo de orgullo, debido a la nostalgia de la pujanza ferroviaria y la reserva de litio que guarda el salar. Sin embargo, de hija “distinguida” de Bolivia parece que no queda nada.
La población está inundada de basura, sus calles llenas de tierra y agua estancada, algunos de sus habitantes andan a la defensiva. Uyuni está anquilosada en el tiempo y todos esos factores opacan la visita de cualquier turista, boliviano o extranjero.
Es sábado de Carnaval, pero puede ser un día cualquiera. Llegamos a Uyuni a mediodía, después de viajar cuatro horas desde Potosí. El bus nos deja en una calle que aparentemente está cerca de la terminal. Muchos turistas con mucha emoción por el largo feriado, pero se tropiezan con los adoquines salidos de las calles, con el mal olor de las bocas de tormenta y también con el humor de algunos anfitriones.
Uyuni es la capital de la provincia potosina Antonio Quijarro y está a 3.700 metros sobre el nivel del mar. A lo lejos se observa la población asentada en medio de un desierto árido.
En las vías principales de la población se apuestan los guías turísticos que ofrecen una serie de tours, de uno, de tres y hasta de cinco días. Ahí llegan familias de diferentes ciudades del país, parejas extranjeras o grupos de turistas que buscan las mejores ofertas para esos días.
Mientras uno camina se encuentra con bolsas, botellas y hasta pañales tirados en plena calle. No hay contenedores de desechos, excepto algunos pequeños basureros en el boulevard principal, adornado por jardines con girasoles. Es lo único colorido que se observa, pues el resto de la población está lleno de tierra, promontorios que luego se transforman en pequeños remolinos.
Un grupo de cinco comensales ingresan a un restaurante, en cuya puerta hay una amplia oferta de platos. Se acomodan en una mesa y una mujer se acerca con el menú. No saluda y solo advierte que la comida tardará unos 50 minutos. Se retira.
Cuando el grupo ya sabe qué pedirá, llama a la señora, quien a los lejos grita: “¡un rato!”, mientras sigue viendo tele. Se para y camina lentamente. Uno de los turistas le pide sopa de maní y la mujer salta furiosa: “No tengo de maní, ahí está todo lo que tengo (muestra el menú), la sopa de quinua no tiene carne”.
Los visitantes se retiran del lugar, mientras la anfitriona descarga su rabia en palabras que se pierden por el ruido de la calle.
En otro restaurante, la joven que atiende, antes de dar la bienvenida y ofrecer su menú, advierte que sólo se debe pagar en efectivo, no recibe tarjeta y que los platos saldrán en 40 minutos.
Los turistas extranjeros solo piden sándwiches o piqueos con jugos de fruta para que la espera no sea tan larga, mientras que los nacionales esperan una sopa o de lo contrario una milanesa.
“Parece que todos estuvieran de mal humor. Y lo peor es la basura que está en todas partes, es una muy mala bienvenida a los turistas extranjeros y de otras ciudades. Da un poco de vergüenza”, dice una señora que llegó a Uyuni a pasar Carnaval.
Los baños públicos son otro problema. Una mujer dejó de atender a los turistas porque se le acabó el papel higiénico y los despachó sin dar explicaciones. Algunos solo sonríen, pero otros se salen molestos.
Hace 10 años la población se extendía en pequeñas casas, los restaurantes en el principal pasaje peatonal siguen siendo los mismos, hay comercio alrededor de la terminal de buses y el servicio de taxis es lo que más se ve.
Pero, por lo demás, no se observa un crecimiento, ni en infraestructura. ¿Dónde se destinan los recursos que ingresan gracias al turismo? Es una de las preguntas que se quiso hacer al alcalde Eusebio López, pero no respondió las llamadas de Página Siete después de un primer contacto.
Hacia la magia del salar
Llegar a ese desierto inmaculado de sal hace que a uno se le olviden las malas experiencias del pueblo. El Salar de Uyuni es uno de los destinos turísticos más importantes de Bolivia y conocido en el mundo. Todos llegan allí: bolivianos, ecuatorianos, brasileños, chilenos, japoneses y hasta europeos, y todos coinciden cuando se les pregunta qué piensan: “Es mágico”.
Las empresas de turismo ofrecen una serie de actividades para los visitantes que hacen que su estadía sea inolvidable. Un recorrido “full day” comienza con la visita al Cementerio de Trenes, afuera de la población, donde la gente se puede sacar fotografías con los esqueletos de vagones y locomotoras. Luego se llega a la población de Colchani, donde se muestra el procesamiento de sal en una de sus fábricas. Allí ofrecen artesanías hechas de sal, ropa abrigada, gafas de sol, sombreros y hasta comida.
Pero el momento emblemático es cuando la vagoneta en la que viajamos va dejando el camino de tierra y se adentra en el mar de sal, el cual en esta época está lleno de agua de la lluvia que le da el famoso efecto espejo.
Omar es un guía que no solo se encarga de mostrar a los turistas los lugares clave del salar, sino que se mete tanto en su oficio que hace que la aventura sea completa. En cada lugar explica los datos históricos y en ese extenso desierto blanco su objetivo es tomar las mejores fotos.
“¡Respiren aire puro! ¡Llenen sus pulmones de energía nueva!”, grita Omar, mientras explica que al norte se encuentra la montaña de Thunupa.
Todos con botas de agua caminamos sin rumbo, pero eso no importa, cada paso es para sorprenderse más. Parece que todos se vuelven niños, pues gracias a Omar hacemos piruetas, saltamos, corremos… y el guía captura las mejores fotos. “Los guías queremos que las personas se lleven un lindo recuerdo y quieran volver”, dice Omar, quien vuelve a los mismos lugares una y otra vez, pero con el mismo entusiasmo de siempre, para que la gente se sorprenda. Y lo logra.
El almuerzo es en medio del salar, en una mesa está un apthapi con charque, pollo, papa y camote. Unas frutillas con chocolate son el postre perfecto.
Cuando el sol se pone en el horizonte y se torna naranja es cuando cae la noche. El viento sopla con más fuerza. Es tiempo de abrigarse. “Parece otro planeta, todo es hermoso y parece que no tiene fin”, dice una turista que llegó de Ecuador.
En el salar nadie encuentra basura, la cordialidad y conocimiento de los guías es de admirar y en vez de tierra en la cara, lo que choca es un viento helado que entra a los pulmones y hace recordar que uno está vivo.
“El cielo de América”, “las puertas del edén”. Tantos calificativos que tiene el salar que sólo cuando uno va puede cerciorarse de que es cierto. Es inolvidable. Así también se les pide a las autoridades que no olviden hacer algo por la “hija predilecta de Bolivia”.
“Lo peor es la basura que está en todas partes, es una muy mala bienvenida a los turistas extranjeros y de otras ciudades del país”.
Turista boliviana
Las preguntas para el alcalde de Uyuni
Contacto • Página Siete se comunicó con el alcalde de Uyuni, Eusebio López, a través de una llamada telefónica. La autoridad dijo que en ese momento estaba en una reunión y que atendería después el requerimiento, sin embargo, tras constantes llamadas hasta el viernes, el burgomaestre no respondió más. Estas son algunas preguntas para él:
1 • ¿Cuántas obras se hicieron en Uyuni en los dos últimos años?
2 • ¿Por qué las calles de la población de Uyuni están llenas de basura?
3 ¿Hay algún plan de limpieza y ordenamiento que se ejecute o se tenga planeado ejecutar en Uyuni?
4 • ¿Cuánto es el presupuesto con el que cuenta la Alcaldía de Uyuni?
5 ¿De esos recursos, cuánto se ha invertido en turismo y cuánto en obras para la población?
6 • ¿Las empresas de turismo que trabajan en la población de Uyuni tienen algún acuerdo de trabajo con la Alcaldía? ¿Cuál es?
7 ¿Cuáles son los recientes planes de su gestión para atraer más turistas a Uyuni?
8 ¿La población de Uyuni cuenta con alguna unidad de manejo de residuos?
9 ¿Se tiene algún plan de reordenamiento vehicular y de empresas en la terminal de buses?
10 ¿Hay algún proyecto para que se construya la terminal de buses en Uyuni?
11 ¿Qué trabajos se realizan con los recursos que ingresan a la Alcaldía?
12 ¿Qué le pide al Gobierno nacional para la población de Uyuni?
13 ¿Qué hace su gestión para atraer más turistas al Salar de Uyuni?
Vía: Páginas Siete